Los mejores vinos de Navarra 2024
© Chivite
06.05.24 Irene S.
Sin duda, la región de Navarra se alza como un bastión de la cultura vinícola, ofreciendo una diversidad de caldos que capturan la esencia de su rica tierra y tradición. Para el conocedor moderno, tener una selección de estos vinos en casa no es solo un lujo, sino una travesía sensorial que evoca la historia y el carácter de sus viñedos. En este artículo, exploraremos los mejores vinos de Navarra que merecen un lugar de honor en cualquier colección personal, destacando las características que los hacen únicos y cómo su variedad satisface a todo paladar.
La variedad de vinos de Navarra es tan amplia como su paisaje, desde los robustos tintos que reflejan la fuerza de los Pirineos hasta los frescos y fragantes blancos que parecen susurrar historias de los ríos que serpentean la región. Sin olvidar los rosados, que con su color vibrante y su equilibrio perfecto entre cuerpo y frescura, han conquistado mesas alrededor del mundo. Estos vinos son el resultado de una alquimia que combina clima, suelo y la sabiduría de generaciones de viticultores, quienes han sabido adaptarse y evolucionar sin perder la esencia de su legado.
Cada botella de estos caldos es un capítulo de un libro que se escribe en las laderas de sus montañas y en las llanuras que acarician el Ebro. Este artículo es una invitación a abrir ese libro y dejarse llevar por los vinos de Navarra, esos compañeros imprescindibles para cualquier ocasión, que prometen convertir cada sorbo en un recuerdo perdurable.
Palacio de Sada, de Bodega de Sada
A los pies de los majestuosos montes Pirineos (Navarra), se encuentra la Bodega de Sada, un verdadero tesoro enológico que captura la esencia única de su entorno. Situada en el extremo nororiental de la denominación de origen Navarra, esta bodega ha preservado viñas centenarias y ha heredado el saber hacer de generaciones dedicadas al cultivo de la vid.
Los vinos de Bodega de Sada son la culminación de un proceso meticuloso que combina condiciones singulares, tradición y pasión por la viticultura. Con un clima frío influenciado por la proximidad de los Pirineos, las viñas de la región experimentan una amplitud térmica notable entre el día y la noche, lo que se traduce en una maduración lenta y compleja que confiere a los vinos un carácter y equilibrio únicos en boca.
El emblemático Palacio de Sada es un ejemplo supremo de la excelencia vinícola de la bodega. Elaborado principalmente con la uva Garnacha proveniente de viñedos de montaña con bajos rendimientos, este rosado se distingue por su expresión auténtica y su perfil fresco y frutal. La cuidadosa selección de la uva y el particular suelo granítico del viñedo propio añaden una dimensión única al vino, impregnándolo con una mineralidad distintiva que refleja el carácter de la marca Sada.
La elaboración de Palacio de Sada es un proceso artesanal que combina la tradición con la innovación. Mediante un sangrado directo del mosto, seguido de una fermentación lenta a bajas temperaturas con levaduras autóctonas, se logra un vino de color limpio y brillante, con una notable presencia de fruta en nariz y boca. Su equilibrio entre acidez, fruta y amargor refleja la dedicación y maestría que impregnan cada etapa, desde la cepa hasta la copa.
Palacio de Sada es mucho más que un vino; es un tributo a la tierra y al trabajo arduo de quienes la cultivan, una oda a la riqueza y diversidad de la región de Navarra que deleita los sentidos y eleva cualquier experiencia gastronómica. En cada sorbo, Palacio de Sada invita a explorar los paisajes y las historias que lo han dado origen, convirtiéndose en un imprescindible para los amantes del buen vino y la autenticidad de la tierra.
Colección 125 Blanco, de Chivite
Con una tradición e historia que se remonta a 1647, no podía faltar Chivite y su Colección 125 Blanco. Once generaciones de esta distinguida familia han forjado un legado de excelencia, madurez y savoir-faire que hoy perdura en cada botella de sus vinos.
El Colección 125 Blanco es un vino que nace de esta rica herencia, un tributo a la visión y dedicación de Julián Chivite Marco en el siglo XX y continuado por Julián Chivite López en la actualidad. Este vino encarna el espíritu auténtico de la familia Chivite, fusionando la pasión por la viticultura con una búsqueda constante de la perfección.
El secreto de su calidad reside en la finca Legardeta, donde las condiciones climáticas y los suelos franco-arcillosos crean un entorno ideal para la variedad Chardonnay. Situada en una ladera orientada al norte y a una altitud de 480 metros, esta parcela única permite una maduración gradual de la uva, preservando su frescura y potencial aromático.
La meticulosa elaboración del Colección 125 Blanco comienza con la vendimia manual de la uva, seguida de una selección rigurosa en la bodega. Tras una breve maceración, el mosto yema de la más alta calidad se fermenta y envejece en barricas de roble durante aproximadamente un año, desarrollando así su carácter único y su complejidad aromática.
Al servir este tesoro en la copa, nos cautiva con su color amarillo pálido y destellos verdosos, preludio de un aroma intenso y complejo dominado por frutas blancas maduras, notas cítricas y florales, todo armoniosamente integrado con toques de panadería. En boca, su textura untuosa y sedosa se equilibra perfectamente con una frescura vibrante, dejando una impresión duradera en el paladar.
El Colección 125 Blanco de Chivite encapsula a la perfección la esencia misma de una familia que ha marcado la historia del vino en Navarra. Cada sorbo es un tributo a la tradición, la calidad y el compromiso de los Chivite con la excelencia vinícola. En definitiva, un imprescindible en tu bodega, créenos.
Lecciones de Vuelo by Dani Niepoort, de Viña Zorzal
Sin ningún tipo de duda, pocas experiencias igualan la emoción de descubrir un vino que represente con gran autenticidad el terruño y la historia de la bodega que lo elabora. Lecciones de Vuelo by Dani Niepoort, elaborado por Viña Zorzal, es un tesoro imprescindible cuando hablamos de vinos navarros.
La historia de esta magnífica bodega comienza en el año 1989, cuando Antonio Sanz hizo realidad su sueño de crear vinos en Navarra. Con el paso de los años, este sueño se convirtió en Viña Zorzal, un proyecto familiar que rescata las variedades autóctonas navarras y busca expresar la autenticidad y la sencillez en cada botella.
En el corazón de este proyecto se encuentra Lecciones de Vuelo, un vino que rinde homenaje a la variedad Garnacha y a la colaboración excepcional de Dani Niepoort en la añada 2020. Proveniente de la parcela única Pontigos, donde los suelos pedregosos y ricos en piedra caliza dan vida a viñas de Garnacha de unos impresionantes 140 años.
El año 2020 marcó una añada compleja, con desafíos climáticos que pusieron a prueba la destreza y el cuidado en el viñedo. Sin embargo, el esfuerzo y la dedicación dieron como resultado una añada históricamente fresca y prometedora.
Con un aroma limpio y una alta intensidad de frutos rojos, especias y notas terrosas, Lecciones de Vuelo seduce desde el primer momento. En boca, se presenta seco y fresco, con taninos suaves y cuerpo medio. Su sabor a frutos rojos y mineralidad se complementa con un final largo y envolvente, dejando una impresión duradera en el paladar.
Lecciones de Vuelo es más que un vino; es la materialización del aprendizaje y la experiencia de Viña Zorzal hasta el momento, junto con las emocionantes colaboraciones y vivencias que aún están por venir. Cada botella es una obra maestra, una lección en el arte de la Garnacha navarra que invita a explorar y descubrir las alturas de este apasionante mundo del vino.
Viña de Aranbelza, de Bodegas Emilio Valerio
Entre los paisajes de Dicastillo y Estella, se encuentra un lugar de excepcional belleza natural y que da cobijo a una de nuestras bodegas favoritas en Navarra: Bodegas Emilio Valerio. Con más de 200 años de experiencia en el cultivo de viñedos y olivares, la familia Valerio ha creado un legado de calidad y autenticidad que se refleja en cada botella de sus vinos.
Viña de Aranbelza es uno de los caldos que representa este legado, una expresión viva de los antiguos viñedos de garnacha que se extienden por las laderas del Montejurra. Con viñas plantadas hace más de 50 años, estos vinos son una verdadera joya, que capturan el carácter único de la tierra y el clima de Navarra.
La finca que da nombre al vino se encuentra en la tierra más alta cultivada en el Montejurra, a una altitud de 665 metros. Aquí, el carácter predominante es más atlántico que mediterráneo, con una mezcla de notas florales y frutales que dan lugar a vinos sedosos y elegantes.
La garnacha, cultivada desde 1958 en este entorno único, da lugar a un vino potente y muy elegante, con un gran potencial de envejecimiento. En cata, se presenta con un color rojo cereza y borde granate, y una intensidad aromática compleja, con notas de fruta madura, especias, piedra seca y hierbas silvestres.
En boca, es estructurado y sabroso, con taninos maduros y un final equilibrado y elegante que recuerda a los grandes vinos de Borgoña. Elaborado por el enólogo Jean François Hébrard, este vino ha sido cuidadosamente elaborado con técnicas tradicionales, como la fermentación alcohólica espontánea y el envejecimiento en barricas de roble francés.
Ideal para acompañar una gran variedad de platos, desde asados y estofados hasta pescados azules y quesos, este vino es el complemento perfecto para cualquier ocasión gastronómica. Además, su contexto ecológico y el uso de hierbas medicinales en el tratamiento de los viñedos lo convierten en una opción especialmente digestiva y saludable.
Disfrutar de Viña de Aranbelza es meterse de lleno en la historia y la tradición de Navarra, enriqueciendo el paladar con las características que aporta esta tierra única. ¿Te lo vas a perder?
Santa Cruz de Artazu 2019, de Bodegas Artazu
Desde 1996, la Bodega Artazu se ha establecido como un referente indiscutible que conjuga innovación y tradición en el panorama vinícola de Navarra. Enclavados en una tierra rica en historia y prestigio vitivinícola, los viñedos de la bodega se nutren de la diversidad de sus suelos y la singularidad de su clima.
La pasión de la Bodega Artazu por rescatar la esencia de la garnacha centenaria se refleja en cada botella. En Artazu y San Martín de Unx, encuentran la expresión más pura de esta cepa, revelando la frescura y la vitalidad de la fruta que define a las mejores garnachas.
Santa Cruz de Artazu Tinto es el resultado de este amor por la garnacha y el compromiso con la autenticidad. Proveniente de pequeños viñedos dispersos en Artazu, este vino representa la autenticidad de su terroir, con viñedos centenarios arraigados en suelos de limos calcáreos que infunden al vino una expresión única.
En cata, Santa Cruz de Artazu ofrece una experiencia sensorial incomparable. Sus notas de fruta roja y cereza, aromas florales como la lavanda y toques de monte bajo, transportan al paladar a los paisajes vírgenes de Navarra. Fresco y limpio, este vino despliega una buena acidez y frescura, suavizada por taninos dulces y sedosos.
Este vino es el compañero perfecto para una variedad de platos amplia, desde carnes rojas asadas hasta barbacoas y embutidos curados. Su versatilidad y complejidad lo convierten en una opción imprescindible para muchísimas recetas.
En la Bodega Artazu, están comprometidos con la elaboración de vinos que cuentan la historia de su tierra y celebran la riqueza de sus tradiciones. Con Santa Cruz de Artazu, llevan la esencia de Navarra a cada copa, compartiendo con el mundo la magia y la autenticidad de sus viñedos y sus vinos.