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Guía definitiva para tomar el mejor vermut de Madrid

  • Roberto Buscapé
  • hace 12 minutos
  • 7 Min. de lectura

Bodega de La Ardosa (Dónde tomar el mejor vermut Madrid 2025) - GastroMadrid (2)

© Bodega de La Ardosa


Hay rituales que no pasan de moda, y en Madrid pocos son tan celebrados como la hora del vermut. Ese instante sagrado que precede a la comida y que reúne en torno a la barra a amigos, vecinos y curiosos con ganas de brindar por lo cotidiano. El vermut ha dejado de ser solo cosa de domingos o de abuelos para convertirse en una costumbre transversal, viva, y cada vez más sofisticada.


En los últimos años, la capital ha vivido un auténtico renacimiento vermutero. Bares de nueva generación conviven con tabernas centenarias, reivindicando este brebaje con propuestas que van del grifo clásico a referencias nacionales artesanas que recorren toda la geografía española. Y siempre, claro, acompañado de una buena tapa: gildas, boquerones, conservas o croquetas como mandan los cánones.


En nuestra guía definitiva para tomar el mejor vermut de Madrid, recorremos las barras, terrazas y rincones con más alma de la ciudad. Desde locales que rinden homenaje a la tradición hasta espacios que reinventan el aperitivo con creatividad y mucho sabor. Una ruta para saborear despacio, copa en mano, el lado más castizo y hedonista de Madrid.


 


Bar Trafalgar


Con alma de tasca y estética de cuadro de Hopper, Bar Trafalgar se ha convertido en uno de los imprescindibles para tomar el vermut en Madrid. En plena esquina entre Alburquerque y Trafalgar, este bar fundado por Nacho Aparicio, David Yllera y Juan Tena reinventa el concepto clásico con gusto y dedicación. Su gran barra central curvilínea, diseñada por metalistas de Tomelloso, es el corazón de un espacio pensado para quedarse. Vermuts bien tirados, cócteles de autor y tapas sobresalientes como su ensaladilla o el pepito de vaca vieja acompañan el tardeo perfecto. Trafalgar es tradición reinterpretada con maestría.



 


Bodega de La Ardosa


Clásico entre clásicos, Bodega de La Ardosa es parada obligada para los amantes del vermut en Madrid. Situada en Malasaña, muy cerca de Gran Vía, esta taberna centenaria conserva intacto el encanto de los bares de siempre: azulejos, madera y una barra que presume de historia líquida. Su vermut de grifo, elaborado en exclusiva para ellos, es un homenaje al aperitivo bien servido. Acompáñalo con su mítica tortilla poco cuajada, croquetas caseras o unas alcachofas confitadas que son pura delicia. Un rincón auténtico, donde cada sorbo y bocado saben a tradición y cariño por lo bien hecho.



 


La Hora del Vermut


Ubicada en el emblemático Mercado de San Miguel, La Hora del Vermut es un auténtico templo para los amantes del aperitivo. Con más de 80 referencias de vermut en botella y cuatro variedades de grifo de distintas regiones, su oferta es tan amplia como cuidada. Aquí, el ritual del vermut se acompaña de una explosión de sabores: encurtidos artesanales, banderillas, gildas y empanadas argentinas con más de 50 rellenos diferentes. Sus combinados de sangría son otro imprescindible. Un rincón castizo, vibrante y gourmet que rinde culto al vermut con creatividad y tradición a partes iguales.



 


La Tarara


En una tranquila esquina con terraza del barrio, La Tarara ha reinventado el bar de siempre con encanto, mimo y una propuesta líquida insólita: más de treinta vermuts de toda España, del Atlántico al Mediterráneo. Abierta hace pocos meses, es el sueño cumplido de Tamara, su dueña, que vivía justo encima del local y fantaseaba con darle vida. Hoy, vecinos y curiosos se quedan por sus planchaditos de pan de cristal —de jabalí, pollo cajún o versión vegana—, sus boquerones caseros y el ambiente de taberna honesta y feliz. Un lugar con alma, donde el aperitivo se convierte en rito.


Instagram: @latararamadrid


 


Hermanos Vinagre


Con varios locales repartidos por el centro de Madrid, Hermanos Vinagre se ha ganado a pulso su fama de templo del aperitivo castizo. Enrique y Carlos Valentí han creado un concepto que rinde homenaje al tapeo madrileño, con una barra que rebosa boquerones, gildas, mejillones en escabeche ahumado y berberechos. Su vermut se sirve con arte, y cada bocado —desde la famosa Gilda más cara del mundo hasta su pepito de ternera— es un guiño a la tradición con un punto canalla. Ambiente animado, producto excelente y precios honestos: aquí el vermut sabe como debe, y siempre apetece volver.



 


La Colmada


En pleno corazón de Malasaña, La Colmada es ese híbrido encantador entre tienda de ultramarinos y bar de barrio que convierte el vermut en un arte cotidiano. Mitad vinoteca, mitad vermutería, su estética de colmado antiguo y su cuidada selección de producto la hacen irresistible para el aperitivo. Aquí se viene a picar algo rico —quesos, embutidos, conservas— y a acompañarlo con vermuts bien tirados y servidos con mimo. Todo lo que pruebas, puedes llevártelo a casa, pero lo difícil será marcharse. La Colmada es uno de esos lugares que hacen barrio y que invitan a repetir, copa tras copa.



 


Bar Manero


Con locales en Marqués de Cubas y Claudio Coello, Bar Manero ha logrado convertir el tapeo tradicional en una experiencia sofisticada sin perder la esencia castiza característica de la capital. Cada espacio está diseñado al milímetro, con una estética que recupera el esplendor de los cafés europeos de principios del siglo XX. Cada local, el ambiente elegante y acogedor invita a saborear vermuts de primera con platos y productos de primera, en un entorno que respira lujo discreto. Carlos Bosch, su creador, lo define como "Gastro Life Style", y razón no le falta: Manero es puro estilo, tradición reinterpretada y sabor en estado puro.



 


Bodegas Rosell


A un paso de Atocha, Bodegas Rosell es una joya centenaria que mantiene vivo el espíritu de las tabernas madrileñas de antaño. Fundada en 1920, su fachada de azulejos de Talavera es ya todo un emblema, y su interior rezuma historia y autenticidad. Vermut de grifo bien servido, trato profesional y una carta que combina cocina casera con una espectacular selección de vinos —más de 200 referencias— convierten esta taberna en lugar de culto. Bacalao en mil versiones, croquetas y quesos artesanos completan la experiencia. Rosell no es solo tradición, es Madrid puro, del que no pasa de moda.



 


Florida Park


Florida Park, en el corazón de El Retiro, es historia viva y presente vibrante de Madrid. Este emblemático multiespacio, que vio pasar por su escenario a Ray Charles o Tina Turner, ofrece hoy una experiencia gastronómica completa y sofisticada. Con cinco zonas diferenciadas, destaca su terraza con vistas y ambiente elegante, ideal para disfrutar de un vermut al atardecer. La cocina del chef Iván Cerdeño, con estrella Michelin, rinde homenaje a la tradición madrileña con un toque contemporáneo. Música en vivo, diseño impecable y un entorno natural privilegiado hacen de Florida Park un lugar único para tomar un aperitivo con el aperitivo más chic.



 


Taberna Ángel Sierra


En Chueca, la Taberna Ángel Sierra es una institución del vermut madrileño desde 1908. Su encanto reside en no haber cambiado apenas nada: techos con frescos desgastados, azulejos de la Cartuja de Sevilla y una barra de madera y estaño que es puro Madrid castizo. El vermut de grifo, considerado por muchos el mejor de la ciudad, se sirve con oficio y tradición. Su carta, repleta de clásicos: canapés, montaditos, conservas y empanadas. Aparece incluso en "La flor de mi secreto" de Almodóvar. Un rincón auténtico donde el aperitivo sabe a historia y barrio.


Instagram: @tabernasierra


 


La Castela


Fundada sobre una antigua bodega de 1929 y renacida en 1989, La Castela es un templo del buen vermut y la cocina castiza a un paso de El Retiro. Su barra de estaño y mármol, siempre animada, sirve vermut de grifo bien frío y generosas tapas como las almejas a la manzanilla o el revuelto de habas con morcilla. En el comedor interior, su carta de mercado revisita con acierto el recetario madrileño: guisos, platos de cuchara y sugerencias del día que nunca fallan. Tradición y modernidad conviven en esta taberna elegante, imprescindible para el aperitivo o una comida completa. 



 


La Gildería


La Gildería ha sabido convertir la clásica taberna en un espacio vibrante y actual donde el vermut y la gilda son reyes indiscutibles. Abierta en 2021 en el antiguo Mesón La Paloma, y con sedes en Chueca y Chamberí, este proyecto de Yajaira Malavé y Cristina Bonaga celebra el aperitivo con laterío fino, encurtidos y bocados memorables como el mollete de pulpo o la sardina ahumada sobre pan de cristal. Su barra y mesas altas, firmadas por Codoo Studio, mantienen el aire castizo con un giro contemporáneo. Vermuts seleccionados y ambiente animado para un ritual que aquí se vive a lo grande.


Instagram: @lagilderia_


 

 


Viva Madrid


En el Barrio de las Letras, Viva Madrid es mucho más que una taberna: es historia líquida y aperitivo elevado. Fundada en 1856 y reimaginada en 2018 por el reconocido bartender Diego Cabrera, este local mezcla la esencia de la taberna castiza con el alma de una coctelería creativa. Aquí el vermut se sirve con maestría, acompañado de tapas con guiños castizos y una carta de cócteles que rescata clásicos olvidados. Con su estética cuidada, mesas altas y terraza, Viva Madrid es el lugar ideal para redescubrir el aperitivo con estilo, tradición y un toque de innovación.



 


Café Comercial


Sin duda, Café Comercial es uno de los grandes emblemas de Madrid. En su barra, testigo de tertulias históricas, el vermut de grifo se sirve con elegancia y espíritu castizo, acompañado de una carta que recupera sabores tradicionales con un guiño contemporáneo. Restaurado con mimo, este café centenario mantiene su aire bohemio y su alma cultural intacta. Entre espejos, mármol y madera, se respira historia y buen hacer. Ideal para el aperitivo, pero también para quedarse a comer o volver por la noche. El Café Comercial no pasa de moda: simplemente evoluciona.



 


La Violeta


Finalizamos en Chamberí con La Violeta: una vermutería que es un auténtico homenaje vivo al Madrid castizo. Rescatando la esencia de la taberna de toda la vida, aquí se sirven más de 30 vermús nacionales en vaso de chato y con tapa en bandejita de acero. En su barra de mármol, entre pósters antiguos y parroquianos fieles, se puede degustar desde un Zarro clásico hasta un Casa Mariol o un Bandarra con soda. Boquerones, anchoas y gildas redondean la experiencia. Con terraza incluida y espíritu festivo, La Violeta es el rincón perfecto para que el aperitivo se alargue hasta la penúltima.


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